Sinopsis
Salamandras icónicas que viven exclusivamente en el complejo lacustre de Xochimilco en la Ciudad de México, los ajolotes (Ambystoma mexicanum), son notables por varias razones. Mientras que la mayoría de las salamandras pasan parte de su edad adulta en la tierra, los ajolotes viven permanentemente bajo el agua y conservan sus características larvarias, incluidas sus branquias externas plumosas, durante toda su vida. Allí, crecen hasta una longitud de 30 centímetros (12 pulgadas) y se alimentan de insectos acuáticos, gusanos, renacuajos, crustáceos y peces pequeños. Gracias a su fisiología única y su capacidad para regenerar extremidades cortadas, los ajolotes han sido apreciados tanto por los antiguos aztecas, que los consideraban descendientes de una deidad importante, como por los científicos modernos, que los han utilizado como modelos de laboratorio para estudiar todo, desde la regeneración de tejidos al cáncer. Sin embargo, la especie ahora está en peligro crítico en la naturaleza, sufriendo la triple amenaza de la destrucción del hábitat, la contaminación y la introducción de peces depredadores no nativos. Es también un canario en la mina de carbón para un ecosistema en extrema angustia.